El pasado 11 de febrero tuvo lugar en la sala Moby Dick un concierto al que un servidor le tocó ir a cubrir.
La sala, para quien no la conozca, es un local que recuerda a esos garitos con ambiente agradable, precio asequible y música en directo de grupos más o menos conocidos. Además, pilla cerca de mi casa, por lo que dejarme caer de vez en cuando resulta siempre en una visita fructuosa en la que puedo disfrutar de una actuación de algún grupo que conozco o descubrir talentos desconocidos para mi. En este caso, el concierto de Álvaro Sanz pertenecía al segundo proyecto, no lo conocía mucho y fui totalmente en frío y con la mente abierta a lo que pudiera encontrarme. Esta aclaración es importante para comprender el resto de la crónica.
Pero quién es Álvaro Sanz, él es solista y procede de un proyecto rockero anterior llamado Impulso que no tuvo un largo recorrido. Por ello, decidió redirigir su carrera hacia un concepto más personal, y para llevarlo a cabo se ha rodeado de un variado grupo de músicos: Gabriel Pérez (pedal Steel, dobro, weissenborn y mandolina), Guillermo Manzanares (batería y violín), Iker Hernández (bajo y piano), Alberto Peto (guitarra eléctrica y acústica, y además guitarrista de Los Fesser) y Mamen Martínez (teclado).
La apertura de puertas fue demasiado prematura, pues abrieron a las 20:30 y el concierto era a las 22:00, cuando el aforo del Moby Dick apenas sera de un centenar de personas, y sin ser necesario acomodar a nadie en su asiento, me pareció demasiado pronto. Pero, cierto es, que consiguieron prácticamente llenar el local.
Con puntualidad, el concierto empezó con un público algo tibio que se fue animando con cada canción. Es importante mencionar que este concierto además, tenía el extra de ser la presentación de su nuevo álbum «Nudos & Naufragios». Como toda buena presentación de nuevo disco, el concierto fue una combinación de temas nuevos con otros anteriores de su repertorio para mantener un ritmo constante, pasando por algunos como «Dos Primeras Veces», «Príncipe de las Mareas», «El Último Pétalo» (la más rock para mi gusto), pasando por uno de sus temas más destacados como es «Susan & Frank», continuando con otros temas acompañados de su correspondiente presentación como «El Te Quiero del Suicida», «La Vitrina de los Errores, Salvar el Invierno» y «Un Plan Perfecto».
Tras esto pudimos disfrutar de 2 temas en acústico donde Álvaro, a la guitarra, era acompañado por Guillermo Manzanares al violín. «Un Instante para la Debilidad» y «El Lugar al que Tengas que Volver», fueron los temas con este estilo y que ofrecieron unos minutos de impás entre ambas partes del espectáculo.
Después comenzó la recta final con temas como «Cerámica de Talavera», «El Camino de Vuelta a Casa» u «Hola Mamá», un tema con una dedicatoria muy personal. Para rematar la noche, Manu Clavijo, violinista conocido por acompañar a Miguel Ríos en sus giras, se unió durante el tema «Complícame la Vida», antes de terminar con las últimas canciones: «Mi Pequeña Lulú» y «El Retrovisor».
Vale, ya hemos repasado el repertorio de temas que se pudieron disfrutar. La pregunta es ¿qué conclusión podemos sacar?
Al margen de la temática de las letras, el monográfico de baladas que componen los temas o que puede que sean más o menos empalagosas (eso ya va en gustos), hay que reconocer la gran calidad musical de todos sus componentes, destacando a Mamen Martínez y Gabriel Pérez que conseguían atraer las miradas y oídos del público. Con una calidad musical así, una sala relativamente llena y presentando nuevo disco, qué puede fallar.
El gran problema que presenta este proyecto es su falta de originalidad, les falta pegada, necesita definirse para ganar un carácter único. No quiero que esta crítica suene cruel diciendo que no valen la pena, porque no es así. Se nota de lejos que sus músicos tienen una técnica depurada, pero suenan genéricos, sin arriesgar, sin grandes arreglos y yendo a la seguridad del medio tiempo, se les nota estancados en un estilo que podría describir bajo la lapidaria frase “Esto ya lo he oído antes”. Además, con esa calidad deberían tener más momentos donde cada uno pudiera brillar, entiendo que es un proyecto “en solitario” y que el solista debe destacar, pero eso no excluye que aproveches los recursos que tienes para crear un contenido genuino, original y que destaque, exprimiendo ese potencial al que no sacas partido.
Esta crónica debe ser considerada una crítica constructiva y, por ello, habrá que seguir durante su recorrido a Álvaro Sanz aunque de momento le falta conseguir encontrar su sonido que otorgue al proyecto el reconocimiento que merezca.
Crónica por: Guillermo Rodríguez
Fotos por: Charly Rock And Roll
