En la escena actual en la que existen muchos tributos prescindibles, incluso de bandas en activo, llenando la programación de algunas salas, también nos encontramos con otros que cumplen el objetivo de rememorar a músicos ya fallecidos y que forjaron su leyenda en épocas pretéritas, en las que éramos demasiado jóvenes o incluso no habíamos nacido. En este segundo apartado se encuentran Bands Of Friends, que rinden memoria al mítico guitarrista irlandés Rory Gallagher, consiguiendo que su música no caiga en el olvido, siga viva para sus seguidores y se muestre a las nuevas generaciones.
Para ello, el bajista Gerry McAvoy (ex Champion Jack Dupree, ex Deep Joy, ex Pride) continúa el legado de Rory Gallagher, casi veinte años después de su fallecimiento, que ocurrió en 1995, tras dejar la banda Nine Below Zero y mudarse a Francia. Grabó todos sus discos y estuvo de gira con él desde 1970 a 1991. Conoció a Rory en una tienda de instrumentos musicales de Belfast, donde los músicos de sesión iban a probar los aparatos los sábados por la mañana. El consejo que le dio fue que ensayara sin escatimar el tiempo y que tocara con muchos músicos para aprender. Le acompañan el batería Brendan O’Neil, compañero de escuela suyo, con el que formó su primera banda Pride y que acudió a la llamada de Rory en 1981, a la guitarra y voz Jim Kirpatrick (FM), que ha grabado un magnífico disco de hard rock con un super grupo llamado The Flood, que ya hemos escuchado y que recomendamos encarecidamente, y Paul Rose a la otra guitarra.
Aunque la formación ha cambiado de componentes desde sus inicios, ya no está el fallecido batería Ted Mackenna, ni el guitarrista holandés Marcel Scherpenzeelque, los citados no son moco de pavo y suenan con todo el feeling y la calidad, que poseen los músicos de las grandes bandas de rock clásico.
Su repertorio abarcó buena parte de su carrera, con temas como “Continental Op”, “Lonely Mile”, “Monchild” y “Off The Handle”, en una acogedora sala como es Rockville, que permite estar muy cerca de los músicos y la comunicación con ellos es perfecta, logrando transmitirnos muy buenas vibraciones.
Con canciones más blueseras como “Off The Handle” bajaron un poco las revoluciones, volviendo con una magnífica “Bought And Sold” o “Cradle Rock”, que es de esas canciones que te atrapan y no puedes parar de mover el cuerpo al ritmo de sus adictivos acordes.
No se olvidaron de su último disco en estudio «Fresh Evidence», con la fantástica “Heaven’s Gate” dando rienda suelta al rhythm and blues que llevan en las venas.
El momento álgido de la noche se produjo con esa maravillosa composición como es “Tattoo’d Lady”, que puso la sala patas arriba, con el público en auténtico éxtasis cantando cada estrofa y sintiendo esa complicidad con los músicos.
“A Million Miles Away”, “Bad Penny”, “Shadow Play” y la rockanrollera y extensa versión del clásico de William Harris “Bullfrog Blues”, con un estelar Jim Kirkpatrick, que llevó las riendas vocales durante casi toda la noche y con mucha categoría, completaron un intenso, brillante e inolvidable show, del que Rory se sentiría muy orgulloso.
A la espera quedamos de la publicación a lo largo de 2023 de un álbum en directo y otro de un tributo, de esta banda con mayúsculas.
Crónica y Fotos por: Jose Luis Martín
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