El Teatro Circo Price de Madrid dio la bienvenida a Muchachito Bombo Infierno dentro del circuito de conciertos de Inverfest. Con un lleno absoluto de gente con ganas de bailar, el concierto empezó puntualmente, cosa que se valora mucho. Y se notó que vino con ganas de actuar porque casi ni saludo y empezó a tocar directamente con su irresistible ritmo que incita a mover el esqueleto.
20 años no son nada dice el tango, y la verdad que Muchachito (o mejor dicho Jairo Perera) lo demostró con creces desde el inicio. Pero no solo es música lo que trae con su banda sino alegría. Por cierto, a su excepcional banda la presentó tras la primera canción y luego de nuevo a mitad de concierto. Y la manera en que los nombró uno a uno fue especial, porque cuando llevas tanto tiempo de éxitos y fatigas, hablas de ellos como si fueran familia. Y esa complicidad se nota en la manera en que no hubo prácticamente ningún solo musical, sino que fue un trabajo coral excepcional. Porque este concierto fue muy… ¿cómo lo diría? Muy familiar en el sentido de confianza.
Y esa confianza fue correspondida con un abanido de canciones que repasaron toda su carrera. Con temas tan coloridos como bailables como «La Quiero a Morir», «Caraguapa» o «Si Tú Si Yo, Si No» , el público se levantó de sus asientos, dejando atrás cualquier intento de contenerse en las butacas del teatro.
Durante las dos horas de concierto, el espectáculo fue una auténtica fiesta de ritmos mestizos, fusionando rumba, swing, jazz y rock. Y supo aprovechar muy bien el tiempo, sin adornos, sin largos interludios. Porque la gente estaba allí para escuchar la voz rasgada de Jairo, mientras su banda se divertía tocando. Porque esa es otra, la manera en que disfrutaban se palpaba en el ambiente. Porque eso es algo a destacar del concierto, no hubo bajones, ni cambios de ritmo, todo fue muy homogéneo y alegre, y es admirable porque demuestra lo bien que entiende su música y a su público, queriendo evitar que a nadie “le cortaran el rollo”. No faltaron bromas y chascarrillos diciendo que el concierto había acabado a los 15 minutos de empezar.
Pero, además de la música, este también fue un espectáculo visual con la participación habitual de Santos de Veracruz, colaborador habitual del grupo, el cual comenzó a pintar dos cuadros en directo mientras la banda tocaba. Ambos cuadros con distintos estilos son un añadido más que ofrecer al público, que además crean un interés en ver qué es lo que intenta plasmar. Lo cual es un currazo, pues trabajar sabiendo que todo el mundo te está mirando, mientras además a tu alrededor los músicos no paran de moverse mientras tocan y de vez en cuando pasan a saludarte.
Mientras tanto rodaron temas como «Los Besos que Tomé», «Me Tienes Frito» o «El Bailarín Nocturno». Que a este punto la actuación era una verdadera fiesta con prácticamente nadie sentado. Quizás si hubieran habilitado la pista central como zona de baile, el público habría disfrutado más al tener la oportunidad de moverse con más libertad en la celebración colectiva que fue este concierto. Por otro lado, el Circo Price ofreció una acústica inmejorable.
Y por si te lo estabas preguntando querido lector, sí, tocaron el famoso tema «Siempre que Quiera», más conocida como ”Ojalá no te hubiera conicido nunca”, la cual tocaron antes de tiempo a petición popular, lo cual no quito que tuviera un bis final lo bastante largo que sirvió como colofón a una noche en la que todos disfrutaron por igual, tanto músicos como público. Al final, Jairo bajó a saludar al público y despedirse de él tras una actuación muy disfrutable.
Y para cerrar quiero quedarme con lo que se dijo en cierto momento. Pues se mencionó que por muy mal que estén las cosas y muy incierto que pinte nuestro mundo, ellos están aquí para traernos un poquito de alegría y que durante un par de horas nuestros problemas se quedaran en la puerta. Y sin duda, consiguieron animar la noche a más de uno por no decir que fue un pleno al público.
Crónica por: Guillermo Rodríguez
Fotos por: Mario Tote
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