Vuelta al Gruta 77, garito clásico de Madrid para conciertos. Y vaya noche nos esperaba, podríamos decir que tuvimos cena con espectáculo, por lo completo que fue el show de Los Petersellers y El Sobrino del Diablo. Pero antes, una mención a la apertura de puertas que fue a las 9:30, el concierto no empezó hasta pasadas las 10:00 teniendo ya la sala llena. Esto parece una tontería pero la verdad que haya una sala pequeña, que se llena en apenas 15 minutos, esperando 45 minutos para empezar un concierto da que pensar. Aún así, al menos la paciencia del público fue muy bien recompensada.
Para abrir boca hizo su entrada el incombustible El Sobrino del Diablo, cuyo nombre real es Juan Gómez. ¿Qué esperabais? Lucifer ya estaba cogido. Este señor respetable es un cantautor que incorpora el humor en sus letras. Y aunque eso suena muy visto, él tiene algo que lo hace excepcional: técnica a la guitarra. Porque puede hacerte una canción dedicada a Gloria Estefan y su éxodo de Cuba totalmente de coña. O puede tocarte algo de los Traveling Wilburys, si no te suenan te diré que fue un supergrupo británico-estadounidense integrado por Bob Dylan, George Harrison, Jeff Lynne, Roy Orbison y Tom Petty, en el que Bob Dylan desafinaba como una perra y estaba ahí por ser el más famoso, según palabras de El Sobrino del Diablo.
Con apenas 6 canciones de las cuales 2 eran versiones y el resto de cosecha propia con unas letras cargadas de mala leche y tragicomedia. Un humor ácido pero lo bastante diluido para no ser corrosivo. Y como él cuenta en su canción Lo dejo cuando quiera, la experiencia le avala para saber lo que habla. Además, sabe jugar con el público para meter chistes o para que los allí presentes le hagamos los coros de «El Hombre de Schweppes». Sin duda un aperitivo ligero cual vermú de mediodía.
Pero como dije antes esto era una cena con espectáculo. Y el plato fuerte vino de la mano de los inconfundibles, únicos y libres de conservantes, Los Petersellers. Su entrada con kilts escoceses impactó y sorprendió, pues era una simpática dedicatoria a un amigo y peterfan que ya no se encuentra entre nosotros. Pero igual que las lágrimas asomaron en los ojos de Don Bigotes (voz del grupo), también surgió su humor y ganas. ¡Y vaya ganas traían! Yo que estaba en primera fila pude ver el setlist y traían 24 canciones ¡24! He visto grupos en su último concierto con menos repertorio. Ya podéis imaginar que pronto no acabamos, pero valió la pena cada minuto.
Arrancando con la imprescindible «Somos Los Petersellers». Seguido de un ramillete de canciones con temas clásicos de sus 3 discos. Porque si tu último disco fue de 1999 (sin contar el recopilatorio de 2000) y tras 25 años sigues llenando un local de fan incondicionales que se las saben todas, es que algo lo has hecho muy bien. Temas como «Si es gratis», «Ultraviolencia», «Homenaje a los Ramones» o «Disco Chino». Y tras ponerse algo blues con «En Segovia», decidieron hacer uso de los clásicos y polivalentes «Nunchakos». Pero el elemento clave de su utilería es el legendario, mecánico e inmortal Casiotone, que aporta la base musical del tema «Da Da Da» que coincide en nombre con el tema del grupo Trio.
Todo esto amenizado con incursiones de El Sobrino del Diablo para cantar a coro con el grupo. ¿Quién se perdería la oportunidad de cantar a dúo con Los Petersellers? De los componentes del grupo no puedo decir más que la falda les quedaba muy bien. Y en cuanto a nivel musical no han perdido ni un ápice de calidad y se mantienen tan frescos como siempre, tanto a la voz como a los instrumentos.
Tras esta llegar al punto álgido de la actuación, se pasaron a cantar temas como «Heidi» (en el que le sacaron mucho partido a la falda). A continuación, tiraron por su greatest hits para ir cerrando, con joyas como «Indeleble», «Pastis» o la oda al gran «Cousteau». Tras esto “acabó el concierto” y se retiraron, pero simplemente es una pantomima de las suyas para que un público entregado les pidiera un bis.
El sprint final fue dedicado a dos grandes personalidades como «Niki Lauda», especialista en oreja a la plancha, y «Uma Thurman», especialista en tocar… frutas alargadas. Para terminar, «La Petercanción» puso la guinda al concierto. Mención especial a una peterfan de 14 añitos que tuvo la oportunidad de subirse al escenario y cantar junto a sus ídolos.
Sin duda, una de las mejores sesiones musicales, con un telonero excepcional como es El Sobrino del Diablo y Los Petersellers en un estado de forma digno de un medallista olímpico.
Como anécdota, El Sobrino del Diablo no tocó uno de sus temas más conocidos: Zombis en el Zombis en el Metro. Pero el que aquí escribe, tuvo la oportunidad de disfrutar de la compañía del último metro que circulaba. Recomendación, no cojáis el último de la noche.
Crónica por: Guillermo Rodríguez
Fotos por: Charly Rock And Roll
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