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CRÓNICA DE MAMÁ LADILLA+SANTI CAÑETE EN EL GRUTA 77

Volvemos a la sala Gruta 77 en un caluroso viernes de verano. Con un plan bastante bueno, Mamá Ladilla en directo y dispuestos a sudar la camiseta con la posibilidad de hacer pogos, la cosa prometía.

Disclaimer: disculpen nuestros queridos lectores por las escasas fotos pero nuestro fotógrafo Pedro sufrió un pequeño accidente y un servidor hizo lo que pudo con el móvil, mándenle su fuerza para que se recupere cuanto antes. Un abrazo Pedro.

Pero bueno, vamos a ver qué tal se dio la noche.

Para empezar, de nuevo el concierto empezó bastante tarde, con una apertura de puertas en torno a las 21:30, no empezaría a hasta las 22:30, y el Gruta 77 no es un local tan grande como para necesitar una logística compleja para todo el público que asiste. Si llegas tarde o quieres tomarte una (o dos) cervezas (o tres), está bien disponer de ese margen de tiempo, pero retrasarlo tanto con además un telonero antes del plato fuerte me parece un poco apurado porque al final el concierto acaba demasiado tarde. Siendo una lástima que el grupo principal no arrancó a tocas hasta prácticamente las 11 de la noche. Puede sonar tiquismiquis pero me parece interesante siempre mencionarlo para los que queráis asistir a posteriores conciertos.

Pero, pero, pero os sigo animando a asistir a salas pequeñas como el Gruta 77, con ya años a las espaldas, precio asequible y que dan voz a grupos que no se pueden permitir un WiZink Center. Gracias a garitos como estos podemos ver en vivo actuaciones de cerca de artistas que se pueden dar a conocer o simplemente pueden seguir dando directos gracias a locales así. Y por ello, os recomiendo seguirlos y apoyarlos para que sigan vivos.

Tras unas cervezas y un poco de paciencia llegó el telonero de la noche. El grupo Alpargata hizo su aparición en el escenario, bueno… en verdad solo apareció Santi Cañete con guitarra en mano para arrancar la noche. Y aunque estuvo solo ante el peligro fue capaz de meterse al público en el bolsillo en una canción con su estilo underground que mezcla rumba con rimar cual rapero en una pelea de gallos, pudiendo pasarse por el “electrolatino” con unos estribillos que, a falta de coristas, fueron cantadas por un público con ganas de divertirse. Buen ritmo, una canción tras otra, una técnica virtuosa a la guitarra (ojito con sus fade-out al final de los temas), canciones cachondas y carisma por los cuatro costados, todo ello resume el aperitivo de la mano de Alpargata que estuvo a la altura de las expectativas.

Y entonces subieron al escenario Mamá Ladilla (bueno técnicamente entraron por una puerta de atrás pero habéis entendido la metáfora). Juan Abarca y compañía arrancaron con su repertorio habitual de temas, apostando por los clásicos como “Cosas que Joden”, “Cunilingus Post Mortem”, “Chanquete Ha Muerto” y, por supuesto, el imprescindible “Sucedió en Bequelar”. Cierto es que me faltó que tocaran algún tema más de su último disco “Exhuma y Sigue”, pero creo que fueron a apostar por lo seguro, saben lo que quiere su público y no se andaron con rodeos. No me voy a extender más de lo debido en la enorme habilidad y técnica que tienen sobre el escenario tras literalmente 30 años dando caña. Y más cuando en esta web podéis disfrutar de varias crónicas e incluso de la entrevista que un humilde juntaletras como yo le hizo al gran Juan Abarca hace 2 años por su último disco (https://www.diariodeunrockero.es/entrevistas/entrevista-a-juan-abarca/)

Entonces, ¿cerramos aquí la crónica?

Aún no.

Me gustaría hacer una mención a la pandemia y como ese evento afectó a la manera en que disfrutamos de algunos grupos.

– ¿Otra vez usando la pandemia en una crónica? Pero si eso fue en 2020 y ya cansa y…
– ¡A callar!, la crónica es mía y me la escribo como quiero.

El punto es, que cuando vimos a Mamá Ladilla en 2021 tuvieron que hacer 3 días de conciertos consecutivos para que toda la gente que quería verlos pudiera por culpa del justificado aforo reducido por la situación de entonces. Lo cual tiene bastante mérito, como mérito tiene que llenaran los 3 días la sala y se vendiera prácticamente todo. Pero también recuerdo la gente en sillas intentando hacer pogos porque en esa época el contacto humano pues como que te hacía coger el virus y la precaución era necesaria como lo eran las mascarillas. Pero estamos en 2023, ese microorganismo pertenece al pasado (toquemos madera) y el viernes no faltaron los empujones y codazos mientras el pogo se formaba en una vorágine de rock y ganas de disfrutar de los temazos del grupo como siempre.

Quería mencionar esto porque es curiosa la perspectiva que da el tiempo a las cosas, y como la versión en silla con mascarilla y distancia de seguridad hacía que los temas de Mamá Ladilla aunque excepcionales como siempre, parecieran algo descafeinados. Por suerte, todo ha vuelto a la normalidad y podemos volver a disfrutarlos a toda potencia.

Un concierto disfrutón y directo a la mandíbula. Como siempre Mamá Ladilla es una apuesta segura, recordad echarle un oído a Alpargata y esperemos volver por el Gruta 77 muy pronto.

Crónica y Fotos por: Guillermo Rodríguez

Si quieres ver más noticias como ésta, visita nuestra sección de Crónicas de conciertos.

Guillermo Rodriguez
Soy el tipo que escribe sobre las letras de otros, que expresa las emociones ajenas y que hace resonar la música que escucha, o lo que es lo mismo, redactor de conciertos. Si hay música en directo, me apunto a un bombardeo.

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