Y volvemos a la sala Mon Live de Madrid con doble ración de rock.
A diferencia de la última vez, el concierto comenzó con puntualidad, con una leve espera para que el público no se pelara de frío, aunque esto pudo ser rápidamente solucionado por A TiRo, que rompieron el hielo a golpe de puro rock.
Como aperitivo contamos con su Rock, ejerciendo de teloneros antes de dejar paso a Gritando En Silencio como plato fuerte.
Para los despistados, este grupo ya lleva 2 discos a sus espaldas desde 2016, con una producción que recuerda a la época de Rock duro ochentero, y una ganas en el escenario que ya les gustaría tener a otras bandas más consagradas. Su coordinación y complicidad en directo demuestra lo bien que se llevan los componentes y el enorme trabajo que lleva detrás conseguir esa calidad.
Tocaron apenas media hora, pero a toda pastilla y con una fuerza, que solo el breve repertorio que mostraron ya valió la pena la entrada. Con unos pocos temas como «Vida Perra», Salvaje» , o “Buscando La Sintonía” consiguieron hacer entrar en calor al respetable, con traca final con la que se despidieron.
Después, la organización dio un breve respiro de 15 minutos para el cambio con los protagonistas de la noche, lo justo para echarse un, como diría Fito, “cigarrito”.
*Desde Diario de un Rockero no recomendamos fumar, porque es perjudicial para la salud y está muy caro el tabaco, mejor invertir ese dinero en irse de conciertos*
Tras este breve descanso, todo estaba listo en el escenario, el fondo en la pantalla de la parte de atrás con el logo de Gritando en Silencio y con la sala terminándose de llenar.
Su entrada sencilla en el pequeño escenario de la sala no estuvo falta de la ovación de sus fans, que traían bastantes ganas de escucharlos una vez más en vivo en Madrid. Es importante mencionar que el día anterior habían estado en Valencia, por lo que el esfuerzo físico era un hándicap al que se sobrepusieron demostrando su aguante frente al desgaste.
Comenzaron el concierto con, irónicamente, ”Mi Último Cartucho”, un tema muy bien balanceado extraído de su último disco Material Inflamable, con un punto canalla en esas pausas en las que repite el título de la propia canción, una curiosa elección entre sus 4 discos, pero sin duda acertada, creo que consigue entrar fuerte pero sin ser excesivo y genera un buen ambiente que prepara el terreno para el resto de temas siguientes.
Pero no dejaron que el público se confiara, pues aun sin cartuchos, no dudaron en llamar “A Las Armas” con su segundo tema de la noche, con su estilo salvaje, inconformista y luchador. Empuñando sus instrumentos consiguieron presentar batalla. Un asalto musical que no hizo prisioneros. Y solo íbamos por la segunda canción, esto prometía.
Prometía, y el grupo se encargó de cumplir mostrando su “Actitud”, tanto la composición como en su forma de actuar sobre el escenario, con una versión más cañera que la clásica publicada en 2011 en su tercer disco. Por si había aún algún despistado, con “¿Dónde Te Has Quedado?” sin duda todos se ubicaron con su potencia y ese estribillo que remonta una letra centrada en la autocompasión, siendo un muy buen contrapunto. En este descenso deprimente nos siguieron los “Días Grises”, con un tempo más relajado y ese estribillo que representa tan bien esa tristeza que alguna vez nos ha acompañado, con un momento emotivo en que las tres guitarras se unieron hombro con hombro para hacer frente a este sentimiento, triste pero con ritmo. Y ya estando en el pozo lo único que se nos ocurre es gritar un “Sácame de Aquí”, con ese estilo rápido, agobiante, que te persigue, como una pesadilla terrible que no te deja despertar, mezclándose con un conjunto de notas que dan un aire siniestro que es vertebrado con una batería en compases cortos ideales para ser a la vez uno de los temas con los que poder disfrutar saltando y bailando.
Tras este descenso, Marcos Molina, su vocalista, hizo una pausa para recuperar el aliento tras esta ronda rápida musical en la que no pararon, y aprovechó para traer un pequeño rayo de luz con un alegato en el que declaró que aunque el mundo vaya cada vez a peor y todo pinte mal, no hay que perder la fe en la bondad de la gente. Esto tenía sentido de cara a lo que se nos venía encima, arrancando con “Rumbo de Colisión”, el cual debería hacer reflexionar a unos cuantos hacia donde vamos y si queremos llegar a eso, porque la vida son dos curvas como dice este marrullero tema aunque con una buena intención de fondo.
A continuación siguió, la melancólica y rítmica, “Rutina en las Venas” que, en sus dos partes, hace uso de la música para bajar tonos mientras tocan su primera sección para luego remontar con un ritmo más acelerado y en crescendo hasta culminar con un pequeño solo de guitarra que termina de impulsar el tema hasta el final.
Y tras esto siguieron con temas antiguos, concretamente por el primer single de su discografía, “Mírame Desnudo” perteneciente al disco Contratiempo, con un tono blues pero de ritmo acelerado que además de disfrutable, sirve para comparar cómo han evolucionado en Gritando en Silencio, pero a la vez se puede comprobar cómo han conservado esa esencia desenfadada que les representa en los temas más ligeros. Mención especial a la increíble descarga de humo (que complicó un poco la vida a mi compañero fotógrafo), siendo uno de los temas que enganchan con más ganas no hay queja alguna, sobre todo con el solo de guitarra que acompaña a este temazo que ya mostraba el enorme potencial de este grupo desde sus orígenes.
Volviendo a «La Edad de Mierda» (su tercer álbum) decidieron tocar “Entre tus Piernas”, manteniendo un estilo seductor acorde al tema con un trabajo extra de bajo que permite enfocarse más en una letra que sube el tono según la cosa “se calienta”.
A continuación, hicieron una pausa para hablar sobre la situación y el drama que supone ser refugiado, dando pie a “Lágrimas de un Paria”, con el que refleja una dura realidad de nuestros días. Un tema duro y que aun así se queda corto para las cosas que viven esas personas (cosa que a veces olvidamos, que son como tú o como yo).
Según se acercaba el final apretaron con “A la Luz de una Sonrisa”, en el que aprovecharon con micro en mano a acercarse a un público que pudo estar pegado al escenario, siendo estos gestos los que más se agradecen, porque los músicos se deben tanto a su música como a quien la escucha.
Tras esto “Perdedores en la Lluvia” creo que quedaba un poco raro en el repertorio, porque pasaban a un ritmo muy lento, que casi se arrastra, con unas estrofas que avanzan de forma lastimosa a lo largo de toda la canción, creo que es la que menos pega para la recta final de un concierto (pero esto lo digo siempre desde la subjetividad del que escribe).
Pero bueno, esto duró poco porque remontaron con “Como Si No Hubiera Nada Más”, con ese sonido clásico que tanto les representa, con ese rock mezclado con blues que tan buen resultado les da. Para ir rematando, tocaron Vértigo, primer tema de su segundo álbum Maldito, con unos momentos en los que fuerza la voz en los estribillos, cuando una gran parte de la canción es más sosegada, creando ese contraste de calma y furia que hace más disfrutable ambas sin llegar a saturar, y con un remate de guitarra que hace que valga la pena verles en directo más aún.
Y aunque suelen cerrar sus actuaciones con este tema, se sacaron de la manga dos extra.
“Va Por Vosotros” representa tanto la historia de este grupo, su humildad, su agradecimiento a sus fans, su pasión, su cercanía… Un manifiesto que justifica el porqué siguen y seguirán tocando sobre un escenario. Un gesto que demuestra que tienen los pies en la tierra, que conocen su sitio y que reflejan su motivación en esta dedicatoria a todos los que aprecian lo que hacen.
Para cerrar el “Rock & Roll de Barrabás” fue la guinda del pastel, una celebración por todo lo alto para rematar un concierto a la altura de las expectativas. Este tema es rebelde y peleón, sonando de lujo con solos de guitarra, la batería a todo ritmo y una letra contestataria a más no poder.
Con este repaso a su producción musical tan variado hay que comentar que Gritando En Silencio ofrece un concierto de calidad, pues su profesionalidad y valor son incuestionables, con un contrapunto emocional por sus letras, pasando por la nostalgia y la rebeldía mientras todo queda aderezado con ese sentimiento de lucha constante que tanto representa el rock y el blues con los que alternan creando una mezcla que gana enteros en directo.
Un ejemplo de grupo que se mantiene en perfecto estado de forma a pesar de estar a punto de cumplir 20 años, esperamos poder celebrarlo con ellos en futuras actuaciones y con nuevos discos.
Crónica por: Guillermo Rodríguez
Fotos por: Mario Tote
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