Tras muchas semanas de espera y unos cuantos carteles empapelando la ciudad de Madrid, la sala Live abrió sus puertas el 17 de noviembre a aquellos que quisieron disfrutar de una noche de sábado llena de buenas vibraciones.
A las ocho y media de la tarde el escenario cobró vida. Cristosaurio entró en escena y comenzó la fiesta. Esta banda madrileña compuesta por Alex Castilla (teclado y acordeón), Edu Cercadillo (voz y guitarra), Miguel Braojos (bajo), Jorge Coble (batería), Jorge Recio (guitarra),
Andrés Vellé (saxofón) y Daniel Fuentes (trompeta) presentó en junio su nuevo disco llamado “Mundo encubierto”.
“El cerro de lo prohibido”, “Al verrés” o “En pedazos” fueron algunos de los primeros temas en sonar. Canciones frescas de su último trabajo se juntan con las de su anterior maqueta (“Cristosaurio”, 2016) para ofrecer un espectáculo cercano y divertido. Si algo marcó la actuación de los madrileños fueron las colaboraciones: Guillermo Lasanta (Ciudadano Estándar) acompañó con su flauta travesera “La muerte del brujo”; también contaron con Edu Molina a la guitarra en “Hombre Blanco”, con Juantxo Arakama (Glaukoma)
en “Ojos de la guerra” y con la aparición estelar de Rubén (Alamedadosoulna) para cantar junto a ellos “Qué nos queda”.
Fue un concierto lleno de emociones en el que hicieron partícipe a una representante del colectivo “Courage”, que leyó un discurso de apoyo a personas migrantes. Hablamos también de una fecha muy señalada para el recorrido del grupo, ya que fue el último bolo junto a su
guitarrista Jorge, con el que tanto camino han compartido.
Pero el resto de la noche tampoco dejó a nadie indiferente. Desde Euskal Herria venían los 5 jóvenes que pondrían al público a bailar hasta el cierre: Juantxo Arakama (voz), Pablo Rubio (batería), Asier Arandia (bajo), Iker Pando (guitarra y voz) y Joquin Albisua (guitarra). Glaukoma trajo a Madrid su último disco “Kalima” (2017) en el que encontramos canciones tanto en euskera como en castellano. “One, two” y “Pass the wine” dieron el pistoletazo de salida para esta segunda parte de la
fiesta. Las siguieron canciones antiguas como “Haizea” o “Jungle”, que no abundaron, dejando atrás temas como “Ladies &gentlemen”.
El buen rollo inundaba la sala y los cuerpos bailando al ritmo de reggae crearon un ambiente lleno de buenas energías. Los tolosarras finalizaron la velada con D.Q.E.M. (Saudade), siempre
con un toque distinto y sorprendiendo a los asistentes. Sonriente, cansada y satisfecha acabó la masa de gente que asistió al evento; intensas fueron las horas durante las que Madrid y Euskadi se unieron en la misma sala para hacer música y, de paso, también magia.
Crónica por: Irene Bezares
Foto por: Sarri