Y seguimos con conciertos del ciclo Inverfest. En esta ocasión nos acercamos al Lula Club en plena Gran Vía de Madrid para asistir al del grupo Valira. Para los que no los conozcáis, son un grupo de reciente formación en 2019 como resultado de la disolución del grupo La Raíz, donde su guitarrista Juan Zanza creó esta nueva formación pasando al rol de vocalista.
Antes de empezar con la crónica hay que resaltar la puntualidad tanto de apertura de puertas como de arranque del concierto, pues como he mencionado la entrada al local da directamente a Gran Vía y una excesiva espera puede suponer una complicación, dado que es una calle con mucha actividad y transeúntes pasando constantemente. Por otra parte, el acceso da lugar a unas escaleras de bajada en las cuales hubo un poco de atasco entre los que bajaban y los que subían para dejar las cosas del guardarropa, que se encontraba situado a mitad de las escaleras. Pero una vez resuelto el acceso la cosa mejoró considerablemente.
Con una sala llena y expectante, los artistas hicieron su aparición en el escenario, rompiendo el murmullo de la espera de los asistentes con «Guerra Fría», «Vértigo» y «Rincón Salvaje», con el que entraron en calor. Tras este arranque, se presentaron y pusieron de manifiesto que esta era una ocasión especial pues el repertorio iba a incluir canciones que habitualmente no lo componen, lo cual da frescura y me parece un acierto, pues te dan más ganas de ir a ver a un grupo para ver por donde salen en lugar de hacer como otros, que repiten su repertorio con escasa variación en un par de temas, por lo tanto, punto positivo para Valira por su decisión. Con un extra de ilusión por lo que les esperaba, el público se vino arriba con la siguiente descarga musical con «El Capitán», «Lo Tenemos Todo» y «El Replicante». Cabe destacar la gran actuación sobre el escenario de Juan Zanza, pues pasa de una pose más propia de un grupo de rock con guitarra en mano cantando estático frente al público, y en la siguiente canción le ves flexionar rodillas y sujetar el micrófono con unas maneras más propias de hip hop mientras recorre el escenario, esto da una presencia enorme al demostrar la comodidad con la que se desenvuelve y permite jugar con el tono de los distintos temas pudiendo pasar de lo macarra a lo emocional no solo con la música, sino también con su actuación.
Y hablando de emocional, «Pájaros Ciegos« fue un punto de inflexión en el que aprovecharon para ponerse más íntimos, donde la voz era lo predominante pues el único acompañamiento musical fueron unos escasos acordes de guitarra, este momento consiguió incluso arrancar un aplauso del público. Con renovadas fuerzas y pasando el ecuador del concierto, «Eterna Tierra», «Refugio», «Adversarios» y «El Animal» fueron los temas siguientes, extraídos de los discos «Ecos de Aventura» y «Supernova». Mención especial al trabajo de batería durante el tema «Adversarios», en el que ofrece una base rítmica sobre la que se sostiene el tema.
Después presentaron un single de su nuevo álbum que saldrá en marzo/abril. El título del tema es «Un Millón de Años» y juega con los efectos de sintetizador de fondo para darle una pequeña esencia de sci-fi que le queda muy bien y trae un sonido fresco a su repertorio. A continuación tocaron «Nunca Jamás», volviendo a cambiar de registro y utilizando la guitarra española como base musical con reminiscencias al country, para cambiar de nuevo con «Cimiento de Trinchera», que arranca con un solo de esa guitarra española y pasa a un estilo más hip hop con los fuertes graves propios de una base.
Y a continuación pasaron a «Algo Invisible», tema al que incorporaron un tono reggae que no se escucha en su disco, con un sonido muy distinto, más pausado pero con ritmo, dando de nuevo un motivo más para verles en directo y ser testigo de estas innovaciones.
Tras este tema, siguieron «Exiliada Multitud», «Gravedad» y «Corazones Ambulantes» para cerrar el concierto, en que no solo repasaron los componentes del grupo sino también dieron agradecimientos al resto de personal que les acompaña, lo cual es un detalle que demuestra como reconocen el trabajo en conjunto más allá del escenario.
Tras despedirse tocaron el típico bis que incluyó «Vega» y «Luz Errante», y quiero detenerme en este último porque tras apagar todas las luces del local, el público alzó sus móviles con las linternas encendidas para este último tema, que consiguió poner la guinda a toda la actuación a modo de despedida muy emotiva con la que vi alguna lágrima entre el público.
Sin duda, tenemos ganas de volver a ver a Valira en directo por todo lo que ofrecen, ofreciendo un espectáculo redondo y con buen ritmo que se pasa volando y se disfruta de principio a fin, gracias no solo a su música sino también a su potente presencia en el escenario.
PD: agradecemos a producción que nos dejará acercarnos tanto a los músicos para que mi compañero Mario pudiera sacar la geniales fotos que acompañan a esta crónica.
Crónica por: Guillermo Rodríguez
Fotos por: Mario Tote
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