Sala Cool (Madrid)
Un regreso sinfónico muy esperado
Los madrileños Dark Moor, que completaron la dupla con su banda hermanada Arwen, presentaron de nuevo en directo sus credenciales, que les encarama en lo más alto del Metal Sinfónico nacional, uniéndose con otra propuesta que tampoco es muy habitual de ver en directo.
Comenzamos con Arwen, que tras su regreso en 2014 y una gran pausa discográfica de catorce años, lanzaron su magnífico álbum «The Soul’s Sentence» en 2018, aunque apenas pudimos saborearlo en directo porque la pandemia lo paralizó y lo envolvió todo.
La formación presentaba como novedades, la inclusión del teclista David Muñoz (Sun of the Dying), que reemplazaba a Javier Díez (ex Magö de Oz) y que realizó una gran labor con los coros, y la del guitarrista Álex Escorza, al que vimos recientemente en el Tajuña Rock con su otra banda Silver Fist.
Su repertorio se basó en su disco «The Souls’s Sentece», y del que salvo la espléndida “Dance of Souls” (la cosa va de almas), perteneciente a su segundo trabajo «Ilusions», repasaron de forma íntegra.
Abrieron de forma enérgica con “The Hollow”, que en estudio contó con la colaboración de Escorza, algo que vemos ahora como premonitorio, y con la voz cantante de José Garrido, que decidió dejar la guitarra en esta última época, para ejercer como frontman y dotar a los temas de más intensidad escénica. No nos debemos olvidar que perteneció a Dark Moor durante una breve etapa.
Aunque el sonido no fue bueno al principio, y las luces casi testimoniales, lograron subsanarlo más adelante y pudimos disfrutar de las composiciones de este excelente trabajo, como fueron “Crying Blood”, “Us or Them”, o el más pausado “Endless Burden”. La única versión de su actuación fue “You Know My Name”, una extraordinaria pieza que nos dejó el malogrado vocalista de Soundgarden y Audioslave, Chris Cornell, utilizada en la banda sonora de «Casino Royale» y que brilla con luz propia en manos de Arwen.
La banda se mostró muy compacta, con una potente base rítmica formada por el bajista Daniel Melián y Nacho Arriaga, los más veteranos en la formación después de José, y con las nuevas incorporaciones perfectamente integradas.
Completaron su actuación con la intrincada “My Worst Self”, “Our Change” que dedicaron a sus amigos Dark Moor con los que comparten muchas cosas, “When the World Doesn’t Matter”, la más accesible y pegadiza “The Voice”, que José nos dijo que era su favorita, y poniendo el colofón con “Torn From Home”, dejándonos con ganas de más, lo que habla muy bien de ellos. Esperamos que tengan continuidad y sigan con las ganas suficientes para auparse al lugar que se merecen.
Y llegaba el turno para otro grupo que se prodiga poco por nuestro país como son Dark Moor, pero que tienen una buena cantidad de fieles seguidores y que además tanto en Latinoamérica como en Asia, cuentan con una buena legión de fanes que les reciben con los brazos abiertos en cada gira.
Una vez concluida la gira de «Origins», el concierto se presentaba como un repaso a su carrera con Alfred Romero como vocalista, aunque él regrabara algunos temas de Elisa C. Martín, que cumple el año que viene dos décadas en la formación, antes de afrontar nuevos retos musicales. Con alguna falta que otra añorada en este setlist, algo normal cuando se atesoran ya once álbumes de estudio, la elección de las canciones fue muy equilibrada, pasando por siete de ellos y con un buen puñado de hits singles de los que pueden presumir con orgullo. Las luces mejoraron de forma muy sensible, aunque lo de las frontales hacia el público no acabo de entenderlo.
Dark Moor también presentaban novedades en la formación, en este caso a los bombos, con el eficaz Carlos Delgado (Snakeyes, ex Sphinx), que además dedica su tiempo a gestionar una academia de música en su Cádiz natal, tierra que comparte con Afred Romero, amigos desde la infancia. Echamos de menos la presencia de Pablo Sancha a los teclados, que está a punto de estrenar el disco con su banda de metal progresivo After Lapse, aunque contaron con la presencia del violista Óscar Calvo (Cronómetro vudú) dando ese extra al sonido.
“First Lance of Spain” de su fantástico “Ars Música”, único disco que ha tenido el honor de salir también en formato vinilo y que esperamos que no sea el último, es una gran elección para comenzar su show, consiguiendo meterse al público en el bolsillo desde los primeros compases.
Con “Before the Fuel”, una de nuestras favoritas, que abría aquel lejano «Beyond the Sea», y primera participación de Alfred en estudio, junto a los aires celtas de “Birth of the Sun” y la melódica “On the Hills of Dreams”, ponían velocidad de crucero, manteniendo la intensidad durante casi todo su show.
Una grandiosa “On the Hill of Dreams” nos ponía de manifiesto el excelente estado vocal de Alfred, que domina el escenario y transmite como pocos. Llegaban después una entrañable “Crossing Through Your Heart”, con Alfred a la acústica y ayudados por los coros de la banda, del público y el sonido del violín, que junto a “Tilt at Windmills” ponían el toque más accesible y comercial, si lo podemos decir así, de su actuación.
Uno de los adelantos de su próxima criatura y que nos lo presentaron recientemente fue la instrumental “Vivaldi Summer Storm”, que sirvió para mostrar las destrezas de un inmenso Enrik a las seis cuerdas, con una épico duelo frente al violín de Óscar, que hubiera sido completa con la aportación de un teclista.
Antes de iniciar la festiva versión de la canción tradicional británica “The Raggle Taggle Gypsy”, Enrik nos pidió que alzáramos nuestra cerveza, con escaso éxito por los pocos que lo hicieron, decidiendo pagar el precio prohibitivo de dicha bebida en la sala, algo que se ha convertido en una triste tendencia.
En la previa de una enorme canción como “El Último Rey”, Enrik hizo un guiño a Lenny Kravitz, antes de arrancar con la primera de las dos únicas canciones que iban a entonar en el idioma de Cervantes.
Tras el pequeño solo de batería de Carlos, que sirvió para que el resto de la banda tomara un pequeño respiro, se encaminaron a la parte final con la coreada “Love From the Stone”, la semi balada “And For Ever”, enfundándose de nuevo Alfred la guitarra acústica, que no dejó para cerrar esta primera parte, con la exitosa y pegadiza “The Road Again”, que fue muy aclamada.
A modo de propina y con la intro del violín, nos dejaron “A music in my Soul”, un medio tiempo que va in crescendo hacia la parte final, última pieza de nuestro querido ‘Ancestral Romance’, y que fue el disco más utilizado con cuatro de sus cortes. Siguieron con “The Chariot” de «Tarot» y pusieron la guinda final con los clásicos versos que Espronceda inmortalizó en “La canción del pirata”, con una sala volcada y cantando todos a una, y que también disfrutamos recientemente de manos de Tierra Santa.
A la espera quedamos de escuchar su nuevo trabajo al completo, deseando que no pase mucho tiempo para que podamos reencontrarnos con ellos, porque cada disco es un momento de disfrute para todos, demostrando que con el paso del tiempo han sabido enriquecer su sonido y evolucionar sin ningún tipo de complejos o límites.
Crónica por: José Luis Martín
Fotos por: Mario Tote
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