Se ilumina el escenario y entra el grupo con su cantante a la cabeza, el cual se presenta con una estética que combina los rizos de David Biscal, unos pantalones de campana retro y un pañuelo naranja sobre una camiseta blanca que me recordaba a Fred, el compañero de Scooby Doo; estamos ante Derby Motoreta’s Burrito Kachimba (DMBK). Y con esta descripción de su vocalista y ese nombre seguramente a más de uno se os haya quitado las ganas de saber más de este grupo, pero aunque no lo creáis, son la sensación del momento, en parte, gracias a su participación poniendo la banda sonora de la muy recomendable película Las Leyes de la Frontera por la que fueron nominados a los Goya.
Derby Motoreta’s Burrito Kachimba se encontraba cerrando la gira presentación de su segundo disco «Hilo Negro». Si no los conocéis, son un grupo de reciente fundación, pues surgieron en 2017, y han creado un estilo propio tan único como bizarro (en el sentido positivo de la palabra), pues tienen una base andaluza gracias a la voz de Dandy Piranha (no puede haber nombre más molón) y al resto de sus componentes: Papi Pachuli (Batería), Soni (Bajo eléctrico), Gringo (Guitarra), Bacca (Guitarra) y Machete Carrasco (Teclado). En conjunto utilizan este estilo flamenco combinado con el sonido retro de un sintetizador para darle ese tono psicodélico ochentero, pero a la vez aprovechan las 3 guitarras para recurrir a sonidos más propios del rock ácido y del funk, sin olvidar la batería que se encarga de apretar el ritmo cuando quieres saltar al rock más clásico o al stoner. Este tremebundo ‘batiburrillo’ podría ser una pésima mezcla, pero ellos han sabido dominar el caos creando un maridaje único de estilos que han bautizado como kinkidelia, sin mencionar la legión de fans que llenan cada concierto y que se saben las letras al dedillo.
Su última actuación ha sido en la sala La Riviera con motivo de la celebración del Inverfest, evento que reúne a numerosos artistas y que resulta una oportunidad ideal para ver varios grupos de diversos estilos como es este caso. En cuanto a asistencia, de nuevo consiguieron un lleno en la sala, lo cual (según hemos averiguado) le supuso un problema a la organización de la sala, pues habiendo abierto puertas sobre las 19:30-20:00, el concierto empezó sobre las 21:15, una espera rozando lo razonable, pero la cosas se complicó, pues terminó de entrar la gente sobre las 22:00 con el concierto ya bastante empezado, mostrando un fallo por parte de la organización del lugar donde tuvo lugar el evento.
Pero el grupo consiguió estar a la altura con creces, pues cumplió y con creces con una actuación sobresaliente. Arrancando con «KBMD» con un tono misterioso para después saltar sin pausa con «The New Gizz», temazo emotivo que sale desde muy dentro cual cante jondo pero que a la vez tiene un rollo stoner que combina de maravillas con una batería que machaca el tema de principio a fin,después pasan a «Porselana Teeth» con un ritmo más pausado y unos punteos de guitarra como acompañamiento. Tras esto pasaron al «Caño Cojo», que comienza más pausado y deriva hacia un tono de rock que con los arreglos de guitarra le da un ambiente onírico que junto al trabajo de iluminación la sensación era de unmal viaje o una borrachera como se puede ver en el videoclip de este tema, mención especial al momento en el que el cantante se puso a hacer twerking descaradamente, convirtiendo la escena en algo distópico pero que sonaba de lujo igualmente. Tras saludar al público madrileño entusiasmado decidieron pasar a «El Valle,» que destaca por el uso de sintetizador combinado con un trabajo vocal a la altura de Triana durante el cual las guitarras se silencian para hacer hueco y que se pueda disfrutar del reverberar de Dandy Piraña para acabar con un ritmo ralentizado con unas notas que se van arrastrando, para rematar con un sprint de unos segundos que dan pie a la siguiente, entrando «RGTQ» que destaca más por su combinación de sintetizador con disonancia de guitarra en forma de éxtasis musical que recuerda mucho al sonido que produce el instrumento musical oriental conocido como sitar, que le da un toque hippie al conjunto.
Tras esto pasaron a su obra más conocida por ser la banda sonora de la mencionada película con título homónimo, «Las Leyes de la Frontera», la cual presenta un estilo mucho más cañí acorde a la temática del film apreciándose mucho más la guitarra española que aporta un toque flamenco excepcional que te permite entender el porqué de su éxito. El siguiente fue «La Cueva», un tema muy especial pues evoluciona combinando el sitar de fondo con solo de guitarras que alcanzan las notas más altas causando un efecto psicodélico que ya he mencionado pareciendo que estás disfrutando de un viaje de ácido.
Tras esto «Gitana» se convirtió en el arranque de la recta final del espectáculo con su comienzo que recuerda a un rezo, de ahí su comienzo con todo el grupo de rodilla bajo luna roja solemne y esa voz quebrada propia de una saeta de Semana Santa, pero de este grupo no hay que fiarse porque esa solemnidad cambia súbitamente hacia un rollo stoner muy movido que remata perfectamente y conecta de forma orgánicamente con «Turbocamello», siguiente canción que destaca por esos que recuerdan a tonos árabes, pues parece que recurren a una ‘escala gitana española’ que le da ese punto de oriente que encaja a la perfección con esa historia de la sultana que llora en la letra. Continuaron con las 2 partes de «Somnium Igni», siendo el momento más íntimo en donde se pusieron un par de sillas en el escenario para un dúo de guitarra española y voz con un tono muy íntimo emulando el estilo de los espectáculos flamencos, que resulta un momento perfecto para apreciar la potencia de la voz de su vocalista.
Después de esto el «Aliento de Dragón» invadió el escenario para ponerse un poco más rockeros hasta terminar con los músicos en un éxtasis en el que mientras uno de sus guitarras giraba sobre si mismo, el cantante estaba con un pie en la valla y otro en el escenario manteniendo el equilibrio a la vez que cantaba sin perder tono ni ritmo. Que continuaría ese nivel con «Dámela», canción que no para de principio a fin con un ritmo marcado por el genial trabajo de batería que resulta imprescindible a lo largo de todo el temario, como se pudo nota con las siguientes «13 Monos», en que tuvieron un momento catártico con el que todo el grupo se reunió en torno a la batería para rematar el tema. Con «Grecas» fueron finalizando todo lo que llevaban presentado a lo largo de la noche mientras alternaban con temas de sus dos discos. Por último, «Samrkanda» que con sus versos “se va, se va, se va” ya anticipaba que lo bueno se acababa, no sin antes meter un triple bis con «Nana del Caballo Grande», «La Piedra de Sharon» y «El Salto del Gitano», en la que literalmente saltaron sobre el público mientras daban los últimos compases al final del concierto mientras se despedían de un público que disfrutó de principio a fin de estos pedazo de artistas.
En conclusión, este grupo es excepcional y se han ganado el éxito del que gozan actualmente, no solo hablo musicalmente por haber aunado un conjunto de estilos en algo excepcional; también a nivel estético mediante unos videoclip que son un verdadero derroche de planos, colores y efectos. Pero lo más destacable son sus directos, pues si bien es cierto que siempre ver a unos artistas en directo le da un extra porque tienes ahí delante a los artistas , pero con DMBK es otro rollo, la manera en que todos los miembros se mueven sobre el escenario, tocan, bailan, actúan y, en general, el show que dan suma muchos enteros. Por otro lado, han sabido crear esa marca propia que va desde los nombres de sus componentes, a su look o a su propia música consiguiendo ser únicos, reconocibles e inimitables. Sin duda, tengo ganas de volverlos a ver en directo y, si aun no habéis tenido la oportunidad, no desaprovechéis la oportunidad porque creo que es de los grupos que más gana en formato presencial.
Crónica por: Guillermo Rodríguez
Fotos por: Rebeca Lietor
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