El pasado viernes 6 de abril tuvo lugar la fiesta de presentación del Rivas Rock de este año en la Sala Mon Live de Madrid, donde tocó una de las bandas que componen el cartel: Gatillazo.
Como supongo que ya sabrás, este año el line-up del festival viene capitaneado por Rosendo junto con otros grupos con solera como Boikot, Narco, Segismundo, EUKZ, Banda Bassoti o Desakato. Un plantel de primer orden como a lo que ya nos vienen acostumbrando en todas sus anteriores ediciones.
Para celebrar tamaño evento, Evaristo y compañía se plantaron en la Mon Live a dar cera de la buena con uno de esos directos suyos, pero antes de nada se hizo el anunciado sorteo de tres abonos para el festival del que no tuvimos la fortuna de ver a los ganadores (porque suponemos a alguien tocaría) y que acabó con el consabido “Tongo” de turno vociferado por buena parte de los presentes.
Ya sí que sí, preparados, a eso de las 21:30 salta la banda que está ahora cerrando su gira con de su último álbum “Como Convertirse en Nada”, editado hace un par de años. Para no perder las buenas costumbres abren con la intro de El Padrino y continúan con “Parques y Jardines” y “Sr.Juez”. Evaristo sale con la cresta recién perfilada y rebosante de energía y rabia siguen con “Un minuto en Libertad” y “Fóllate al Líder”. Fuera si no han colgado el “sold out” poco les ha faltado pero lo cierto es que dentro teníamos derecho a una porción de espacio vital que la mayoría prefería dinamitar en medio del pogo perpetuo del centro del foso. Con “Lucky Man” y “La última patada” el desfile de punkis de toda naturaleza que se iban tirando desde el escenario cual lemmings es prácticamente incesante y la cosa no cambia con “Fosa Común”, “No Love”, “Otra para la policía” o “Cómo convertirse en nada”.
Sin duda lo mejor de los conciertos de Gatillazo es el que sean capaces de hacernos sentir (al menos durante lo que dura el bolo) que estamos en un espacio independiente al sistema que nos rodea y del que somos parte. Una reconfortante (y quizás falsa) sensación de libertad sin vigilancia y camaradería compartida, ya sea en forma de violencia consentida (como en los enormes mosh pit de la pista) o simplemente coreando a voz en cuello las consignas de sus canciones con las que nos sentimos identificados. Una emoción salvaje, tan intensa como breve.
Siendo ya el público un mar sudoroso, sigue la banda dando cera con la caña de “Número Uno en USA”, “Porno en Acción” o “Vendido” mientras veo a Ángel acompañar a Evaristo con sus punteos y no puedo dejar de pensar en que me resulta clavado al presentado de la tele del programa de las tardes de la tres, un ex-Caiga Quien Caiga que tiene un gemelo dando conciertos de punk por ahí y él probablemente ni lo sepa. Como viene siendo habitual rescatan también de La Polla Records a Txus, con la que a más de uno se le sigue despertando un brillo nostálgico y rabioso en la mirada y a ritmo de Rafaella Carrá con el “mama dame cien pesetas” el grupo se da un pequeño respiro. Esta vez el respiro dura algo más con los aparentes problemas técnicos que ya se dejan ver y que se alargarán hasta el final del show. En estos paros Evaristo habla con el público y ameniza lo mejor que puede la espera.
Consiguen que el tema no decaiga con “Hemos Venido a Divertirnos”, “Casi Famosos” o “Pijos Powers” y para ir cerrando boca aún nos tienen reservado “Esclavos del S.XXI”, “Seguratas Blindaos” y los clasicazos de La Polla “Jonny” o “Odio a los partidos”, con la que prácticamente acaba la mitad de la sala subida al escenario berreando “Odio a los partidos, fuego a las banderas” y la otra desde abajo haciendo el cafre en el foso.
Aquello acabó felizmente a eso de las once y diez de la noche con la posibilidad de repetir experiencia el próximo 12 de mayo en el Rivas Rock.
Salud y Rock and Roll
Crónica por: Elena O.B
Fotos por: Luis Miguel del Campo