Nueva visita a Madrid de Robert Jon & the Wreck, en el marco de su nueva gira por el territorio español, que les ha llevado también a pasar por Barcelona, Zaragoza, Sevilla, Málaga, Valencia y Santander. Es tremendo el frenético ritmo que llevan de carretera y estudio, con una máxima actividad y fructífera creatividad que no para de brotar para gozo y disfrute de todos sus seguidores.
Era la segunda vez que los veíamos y su crecimiento en la capital ha sido exponencial, pasando de una sala como El Sol, con 300 espectadores, hace un par de años, a otra como la Mon con 800, tras quedarse pequeña la Nazca y además agotando todas las entradas. Está claro que la promoción y el boca a boca ha funcionado a la perfección; y es que estos tipos cuando se suben a un escenario son todo un derroche de energía y de conexión con el público.
La formación originaria de Orange County (California), ha facturado desde su creación en 2011 nueve trabajos discográficos, actualizando y poniendo en valor el sonido atemporal de los grandes del rock sureño americano como Lynyrd Skynyrd, Allman Brothers o Eagles.
Curiosamente «Red Moon Rising», el nuevo disco que traían bajo el brazo, salía a la venta en todo el mundo este mismo viernes 28 de junio, coincidiendo con la fecha que íbamos a presenciar. Para que seamos conscientes de las aspiraciones del grupo y de su nivel de exigencia, han contado para dicho trabajo con el afamado productor Kevin Shirley (Iron Maiden, Rush, The Black Crowes, Led Zeppelin, etc.), que ha realzado la gran calidad de sus composiciones, sin perder la esencia de los sonidos clásicos americanos. Journeyman Record, su sello discográfico desde el año pasado, es el que fundaron en 2021 Joe Bonamassa y su manager durante mucho tiempo Roy Weisman.
Robert Jon & the Wreck lo componen: el vocalista y guitarra Robert Jon Burrison, el guitarra y coros Henry James “Schneekluth”, que compagina también sus labores con el power trío psicodélico King Tree And the Earthmothers, el bajista Warren Murrel, el batería Andrew Espantman y su reciente incorporación, el teclista Jake Abernathie, que pasó por la banda folk Leather Tramp.
Su actuación, en la que repasaron una discografía que crece cada año, fue de menos a más en intensidad. Abrieron con dos cortes del nuevo álbum como “Hold On”, una canción en la que se hacen la gran preguntan sobre el tiempo que pueden aguantar los músicos este loco estilo de vida, con horas de carretera y alejados de su hogar y de sus seres queridos. Enseguida conectaron con el público, una constante de toda su actuación, como pudimos comprobar con las palmas que acompañaban la persuasiva “Trouble”.
Tras brindar con nosotros Robert en un correcto castellano alzando el vaso y diciendo “salud”, volvieron a tiempos pretéritos con “Hey Hay Mama”, incluido en «Good Life Pie» de 2016, con un trepidante solo de Henry James, que apenas era un anticipo de todo lo que vendría después. Otra pieza de gran calidad como “High Time” era la siguiente, con gran protagonismo del teclista Jake y el excelso Heny James, haciéndonos olvidar la magnífica sección de vientos que incluían en su disco homónimo.
Con “Hey Slider Mama” y la cautivadora “Red Moon Rising” ponían de manifiesto su variado muestrario musical, rico en armonías vocales y en incendiarios riffs de guitarra.
“Waiting for Your Man” aumentaban las revoluciones en la sala, con un inspiradísimo Henry James, que hizo alardes de gran virtuosismo, con deslices psicodélicos, mostrando su estilo elegante y apasionado, aunque sin grandes aspavientos.
Canciones como “Don’t Let Me Go”, “Dragging Me Down”, “Pain no More”, “Last Light on the Highway”, la emotiva “Glory Bound” o la enérgica “Blame it on the Whiskey”, nos mostraban a un grupo que funciona con un engranaje perfecto, desde la voz de Robert Jon con una mayor rotundidad que en estudio, la maestría ya citada de Henry James, tirando a veces del slide, y una base rítmica muy solvente con el bajista Warren de llamativas botas y el batería Andrew, sumando el aderezo con los teclados de Jake.
Con la sala a sus pies llegaban la magnífica “Oh Miss Carolina”, perteneciente a su álbum de 2020 «Last Light on the Highway», que significó su consagración mundial, y una extraordinaria “Ballad of a Broken Hearted Man”, que puso un brillante cierre a su nueva creación discográfica y que ya respira a clásico, dejando momentáneamente el escenario.
La vuelta fue para regalarlos un fantástico bis con una alargada “Cold Night”, una vibrante canción que desencadenaba un clímax final de absoluta locura, con unos músicos desenfrenados, y con el público entregado y en perfecta comunión con ellos.
Casi dos horas de intensa actuación, con una banda que se encuentra en un momento cumbre de su carrera y que han calado de forma profunda en nuestro país. ¿Su próxima actuación será en un recinto mayor? Allí estaremos para seguir viendo como crecen y para disfrutar con su música imperecedera y de raíces.
Crónica y fotos por: José Luis Martín
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