InicioCrónicas de conciertosSÔBER + BON VIVANT + CONTRABANDA

SÔBER + BON VIVANT + CONTRABANDA

SALA LA PAQUI (Madrid)
Tres décadas de sinfonías

Para la celebración del 30 aniversario de los madrileños Sôber y como fin de gira de su último álbum «Elegía», la banda preparó dos conciertos en días consecutivos y con dos repertorios diferentes, asistiendo nosotros al primero de ellos. Lo bautizaron como “Morfoelegía”, fusionando su álbum «Morfología», con el que empezaron a subir peldaños en su carrera, obteniendo el disco de oro en 2012, y su disco más reciente «Elegía».

A las 19:30 y con rigurosa puntualidad, algo que agradecemos y que en las salas es de obligado cumplimiento, al tener que desalojar siempre a la carrera por las sesiones discotequeras que vienen a continuación, salían los mostoleños Contrabanda. La última vez que los vimos, fue precisamente abriendo también para Sôber en la Riviera, en la presentación de «Vulcano».

Contaron con media hora de actuación, y aunque tuvieron algunos problemas de sonido, especialmente su vocalista Tony con el micro, supieron animar a un público, que aunque desconocía sus canciones, si supo agradecer el esfuerzo y la actitud que mostraron sobre las tablas. Pudimos ver a su nuevo batería Luis Oeo (Doctor Persona), luciendo un precioso parche de batería con la portada de su álbum «Ingrávido», fechado en 2021, y el primero que grabó.

Su actuación se basó en sus dos últimos álbumes, sonando del más reciente “Mala suerte”, “Hola Mundo”, “Berlín” y “El Círculo se Cierra”, que puso un poco de pausa al ritmo con el que habían salido.

De «Retrophonic» eligieron “Maldición” para abrir, “Todo Se Acabó” y su canción más representativa “Miedo”, que sirvió para despedirse de todos nosotros y en la que incluyeron un guiño a Led Zeppelin y su clásico “Whole Lotta Love”, mientras lanzaban copias de sus discos al público. Consiguieron que una enfervorizada asistente, en su afán por atrapar uno de ellos, me vertiera parte de su botella de cerveza, algo no muy agradable a la vez que osado, teniendo en cuenta el encarecido precio del alcohol en las salas.

Turno después para Bon Vivant, un grupo al que tenemos especial cariño, por el trato cercano con su vocalista Charly López, siguiéndole desde sus tiempos en la formación heavy metalera Barbarroja y con el que coincidimos con frecuencia en diversos eventos en la capital. El combo lo completaron con el guitarrista Saulo RZ, el bajista Abraham Roca “Aby” y el batería Andrés Vázquez, que cubría el puesto que ocupó durante bastante tiempo Borja Bueno.

Su estilo, que ellos denominan modern rock, se ha ido moldeando desde una etapa más melódica dentro del hard rock, hasta acercarse más hacia los postulados del rock alternativo actualmente.

En la media hora de la que dispusieron, como sus predecesores, curiosamente también abordaron sus dos últimos discos. Con la magnífica “Gritarle Al Mar” abrieron la caja de “Cuentos y Retratos”, enfundándose Charly la guitarra acústica, y que hubiera sido más completa con la participación de Carlos Escobedo, que aparece en su video clip. “Hacia Rutas Salvajes” y la canción que pone título al disco, les sirvió para cerrar la triada de dicho álbum.

De «Supernova», nos ofrecieron para abrir “El Fuego Es Nuestro”, “La Guerra A Oscuras”, “Aves de Paso” y la canción homónima del álbum con la que terminaron un intenso y condensado set, que fue muy ovacionado por el público.

Tras una pequeño intro y siguiendo a rajatabla los horarios, salían a escena Sôber, encabezados por Carlos Escobedo, flanqueado a su izquierda por su hermano Jorge y a su derecha por Antonio Bernardini, mientras que a la tarima rodeada de luces leds y con un precioso parche de batería con un cuervo posado sobre una calavera, se subía un entusiasta Manu Reyes. Son una formación que siempre han cuidado mucho sus puestas en escena, los juegos de luces, las pantallas con proyecciones y los detalles visuales.

Con “La Prisión del Placer” y entrelazando “Oxígeno” iniciaron una actuación, que como es habitual en sus conciertos, es acompañada de principio a fin con los coros y los cánticos de sus seguidores, que consiguieron colgar con días de antelación, el cartel de entradas agotadas las dos jornadas.

Son muchos años juntos y eso se nota sobre las tablas, con canciones perfectamente ejecutadas como “Eternidad” o “Cientos de Preguntas”, una de mis preferidas, pasando por una extraordinaria “Superbia”, que fue muy bien recibida por todo el público.

“Blancanieve” se erigió como una de sus canciones más emblemáticas, como así lo corrobora una exaltada sala que corea cada estrofa y que la hace suya. Una espléndida y enérgica “Vulcano” sacó lo mejor de unos músicos en perfecta armonía y sintonía entre ellos, y con una electrizante comunión con sus seguidores.

Carlos con su eterna sonrisa, sigue siendo el maestro de ceremonias que siempre agradece el apoyo del público y que marca los tiempos para que la actuación y el ritmo nunca decaigan. Jorge y Antonio son el complemento perfecto, aunque a éste último le notamos especialmente serio y estático, llegando a escuchar entre el público a alguien que le espetó “Antonio sonríe”. Y de Manu no vamos a descubrir nada que no se conozca, porque siempre percute sus baquetas con energía y precisión.

“Mi Heroína”, con ese contundente arranque y unas líneas tan marcadas de bajo, es pura poesía, con una letra nos hace reflexionar sobre al amor incondicional de una madre y que en directo es una canción realmente arrebatadora.

No faltó “Elegía”, que da título a su último disco y que se manifiesta como un alegato vitalista, recordándonos lo efímero de nuestras vidas y la profunda huella que dejaron dos personas que ya no están entre nosotros, como el anterior batería Alberto Madrid y el productor Big Simon, muy querido en nuestra escena.

Remarcaron «Morfología» con un medley que incluyó “Abstinencia”, “Caída Libre”, “Condenado” y “¿Qué Hice Mal?”, siendo muy ovacionadas, y nos dejaron momentáneamente con una fascinante e indispensable “El Hombre de Hielo”.

Tras retirarse brevemente, Carlos reapareció entre el público, en medio de la pista y entonando a capella “Estrella Polar”, muy bien arropado por sus seguidores que le seguían con los coros y los móviles. “Eclipse” sonó en formato semi acústico, con Antonio y Jorge sentados en un taburete, mientras que Manu se acercaba a la pista en un pequeño set de batería y Carlos abandonaba momentáneamente el bajo para dedicarse solo a las tareas vocales.

El momento más interactivo de la noche llegó con la petición de Carlos, para que los teléfonos suplieran a lo que antaño eran los móviles, acompañando las emotivas líricas de «Náufrago”.

Tras un aclamado “Arrepentido”, un tema que nunca falta y que sirve para soltar toda la adrenalina como “Loco” y el emblemático “Diez Años”, que incluyó un pequeño solo de batería de Manu, se despidieron de nosotros entre aplausos y ovaciones de toda la audiencia.

A la espera quedamos de sus nuevas composiciones, que seguro que no tardarán mucho en caer y que tendrán expectantes a toda su masa social, porque cada disco es un nuevo reto para esta formación.

Crónica: José Luis Martín
Fotos por: Marta GPaniego

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