Conversamos con Hammond York, en el marco de la promoción de su nuevo trabajo “Jazz Upon A Ska Time”. Este es el segundo disco de una banda consolidada tras diez años de ska, jazz y diversión, que vió truncada la salida de su nuevo trabajo a causa de la Covid. Pablés (saxo tenor y miembro fundador) y Lubián (batería) nos acompañan en una conversación en la que nos hablan, entre otras cosas, de la banda, su nuevo trabajo, los problemas de la pandemia, el panorama musical y la libertad de expresión.
¿Cómo definiríais Hammond York?
Pablés (P): Buena pregunta… Para mi, que llevo desde el principio en esto, siempre ha sido de una forma u otra una familia. Por el proyecto han pasado más de veinte personas, y aunque van y vienen, siempre hemos tenido muy buena relación. Otra palabra que lo define es diversión. Hammond es algo divertido: por lo que hacemos, por la música, nuestras ideas, nuestros conciertos. Cada vez que nos vemos, en el local o en un concierto, es como mínimo un rato divertido. Luego hay trabajo, pero sobre todo es diversión. No se concibe de otra manera.
Lubián (L): Yo soy una incorporación más reciente, aunque llevo ya tres años. En este tiempo ya ha habido gente que entra y sale del proyecto, y suscribo que es una familia. Centrándome en lo musical, disfrutamos cogiendo cualquier idea que nos mole y arrastrándola a nuestro terreno: bandas sonoras, versiones… no estamos cerrados a nada. Esto también es algo divertido y gratificante, poder dar forma a cualquier idea loca que se nos pase por la cabeza.
Yo creo que todo esto lo transmitís muy bien. Hacéis una música muy ecléctica, que parte de todo tipo de artes, cogiendo sus motivos principales y desarrollándolos como os da la gana. Eso está muy chulo.
P: Al final, aunque la idea con la que partimos en un primer momento era el ska jazz, cada persona que entra viene con sus gustos, sus influencias y sus propuestas. Así, entre todos creamos esa forma ecléctica de la que hablas.
Tal y como se están pagando ahora los bolos, me planteo si ser una banda grande os ha supuesto muchas dificultades.
P: Ser muchos es la hostia para muchas cosas. Sobre todo por cómo suena una banda con muchos músicos, por la presencia que tienes en el escenario. Ahora somos ocho, pero hemos llegado a ser nueve.
Eso es la hostia, pero también genera un lado menos positivo. Muchas veces la gente no valora la cantidad de músicos y nos paga lo mismo que a una banda de tres músicos. También es difícil para nosotros mismos vernos cuadrar fechas de ensayos y conciertos. Pero aunque tenga complicaciones, es más positivo que negativo.
L: Sí, yo creo que forma parte de la idea de Hammond. Sobre todo nos cuesta juntarnos todos cuando no hay objetivos inmediatos: véase bolos o grabaciones. En una época como esta, cuesta un pelin mas, pero estamos consiguiendo una constancia.
A nivel logístico sí que es un rollo. Por ejemplo con el transporte: nos movemos con tres o cuatro coches. El otro día, una persona que nos podía mover bolos nos planteaba hacerlos cerca de Madrid porque, simplemente en alojamiento, tendríamos que elevar el caché bastante.
Pero creo que también forma parte del proyecto. Sabemos que somos los que somos y lucharemos por llevar adelante nuestra formación lo más lejos posible. No creo que a un grupo grande que esté a tope le cuestionen su tamaño. Fíjate en La Raíz, que son un grupo muy grande. Al final es apostar por tu grupo, tu movida, y ver a donde llega.
Además, vosotros habéis tocado en festivales tochos. Demostrais que la logística se puede superar. En relación a esto, ¿cómo habéis llevado la pandemia? ¿Os han puesto problemas por ser un grupo grande?
P: Ha sido demoledora. Y no tanto por ese tema, ni tampoco por lo difícil que sigue siendo montar un bolo.
En septiembre-octubre de 2019 empezamos el proceso de trabajar en nuestro “Jazz Upon A Ska Time”. Hicimos un crowfunding, curramos un montón, sacamos un disco del que estamos muy contentos e hicimos un concierto de presentación en la Independance, del que por cierto, hizo justo un año el día en volvimos a tocar en esa misma sala el pasado 28 de febrero.
Y a partir de ahí Covid: cancelación de todo lo que teníamos y un montón de sueños e ilusiones a tomar por el culo. Eso ha conllevado momentos un poco jodidos como banda. Ha habido gente que se ha ido, y bueno… al final es algo que ha pasado muchas veces en estos once años que llevamos. Hay gente que se va por cuestiones de la vida. Te cuesta más o menos, pero al final encuentras gente.
L: Pero ha sido un golpe duro. Teníamos una gira que pintaba muy bien, cosas cerradas que nos daban muchas ganas: tocar en Barcelona, en Donostia… Sitios chulos y con grupos muy interesantes. Teníamos algo muy curioso dentro de nuestra escena y nuestro movimiento.
P: Era algo muy suculento, porque era el momento. El disco es más serio que el primero y la apuesta era clarísima, pero tuvimos que cancelar los siete u ocho conciertos que teníamos cerrados, más todo lo que estaba en el aire. Además era el décimo aniversario de la banda. 2020 iba a ser el año del York.
L: Y se puede decir que lo fue, porque nos retiramos en la cresta de la ola, llenando la Independance en su momento, cuando todavía se podían meter 500 personas… Fue solo un bolo, pero se puede decir que fue el bolo.
P: Si, eso fue la hostia, y menos mal que por lo menos presentamos el disco y que, por suerte y por desgracia, fue el último concierto para mucha gente. Para nosotros fue espectacular ese día.
Qué guapo y qué triste a la vez… yo justo os iba a preguntar por ese nuevo trabajo, “Jazz Upon A Ska Time”. A mí me parece un discazo. Quería preguntaros como lo estáis llevando. Yo os he conocido ya con este nuevo disco, pero vi que hicisteis una apuesta muy clara con el crowfounding y el trabajo me parece muy bueno, que conecta muy bien los temas, las colaboraciones… ¿que fue para vosotros este disco?
L: Sobre todo grabarlo en directo.
P: A nivel de temas es un compendio de ideas, muchas de ellas temas que llevábamos tocando mucho tiempo y queríamos grabar. Pero también, queríamos obligarnos a hacer un disco de 10 o 12 temas, y fue surgiendo buscando un equilibrio entre las cosas de las que bebe Hammond: las bandas sonoras de cine, el jazz, composiciones propias y alguna frikada curiosa. Buscamos un equilibrio entre esas cosas y nos salió esa lista de temas.
L: Fue un proceso en que trabajamos mucho. El disco está grabado en directo, y era la primera vez que nos enfrentábamos a esto. No tiene nada que ver con grabar un disco por pistas. El curro fue intenso, y nos quedamos con el sabor agridulce de solo poder dar un concierto para presentar tantos meses de trabajo y esfuerzo como hay detrás.
Enlazando con lo de la pandemia dimos un bajón, no había objetivos ni aspiraciones. El simple hecho de haber vuelto ahora y preparar este primer concierto ha sido, a nivel de trabajo y esfuerzo, como volver a hacer el disco de nuevo.
P: El grupo, los ensayos, el bolo, los temas nuevos, las nuevas incorporaciones. Todo eso nos ha devuelto energías y estamos deseando dar otro concierto.
Yo encantado, porque tenéis muy buen show. Quería preguntaros cómo veis la escena musical para grupos de música menos comercial. Diría rock and roll, pero tampoco es solo eso, vosotros no sois exactamente eso, sois jazz y ska.
L: Yo no dividiría por géneros, sino por una música más personal, que pretende hacer lo que te gusta y llevarlo al límite, en el sentido de crear la normalidad de la vida de un grupo.
Nosotros, y otros tantos grupos de música original, vivimos de dar bolos. Una cosa que vemos es que muchas salas se reservan días con mucho público potencial, como puede ser un sábado, para grupos tributo.
Yo no tengo nada en contra del formato y todos mis respetos a todos los compañeros que están en eso. Además de que creo que ello respuesta a una demanda: sí las salas quieren grupos tributos, es normal que ciertos compañeros apuesten por esto, porque todos los músicos necesitamos comer.
Pero estaría bien que la balanza estuviera más equilibrada. En pocos años hemos pasado de una programación orientada a grupos originales a encontrar que viernes y sábados las salas ponen grupos tributo. Eso es pan para hoy y hambre para mañana.
Si no das voz a los grupos que hacen música propia, habrá tres años dónde pegarán los grupos tributo, pero cuando la gente esté cansada y estos grupos sigan tocando las mismas canciones, la música estará un poco muerta. Mientras que un grupo original, sí sigue dando conciertos, seguirá sacando discos y sacando música nueva, música viva. En tres años el show será distinto del que has visto la primera vez, y volverás.
P: Antes de esto el panorama ya era precario para la mayoría de grupos. Sea el Covid, o lo que sea, esto es una crisis más, y en las crisis los resultados tienden a ser a perder. Ya se está viendo que las salas imponen unas condiciones menos favorables para los grupos que antes, el tema de los tributos, o el de alquileres… creo que puede que la cosa esté jodida.
Y habrá que ver cómo se hacen los festivales que no pudieron hacerse en 2020, que probablemente tampoco puedan hacerse en 2021. A ver que queda después de todo esto. Yo no quiero verlo muy negativo, y pienso que al final siempre surgen cosas buenas, pero viendo cómo suelen ser las relaciones entre los grupos y la gente que paga (festivales, salas y tal) probablemente vamos a las de perder otra vez; como siempre.
L: También pasa que cuando hablamos de escena englobamos un montón de perfiles distintos. No es lo mismo una sala o un festival gestionado por personas que van al negocio, que por gente apuesta por la música. Y esos también son los que más jorobado lo tienen: es la pescadilla que se muerde la cola.
De parte de los grupos también hay que ver eso, saber con quién se trata, y decir: esto no es económicamente boyante, pero puede ser una buena oportunidad. Porque quien lo lleva está apostándolo todo, y llega hasta donde llega porque no puede más. Esas cosas también hay que apoyarlas.
P: A parte, a nivel musical, antes había muchos grupos, y esperemos que siga habiéndolos. No tantos en nuestro mundo, porque la familia del ska pocas veces se amplía, más allá de en la escena del ska punk o el ska rock, que no es tanto nuestro rollo. Pero, sea como sea, había mucho movimiento de jam sessions, y espero que eso vuelva a ser como antes, sin que lo de antes fuese especialmente beneficioso para la economía de los músicos.
Como última pregunta, recuerdo como Pablés enlazaba en directo vuestro tema de La vida es bella con el tema de los nazis. Os quería preguntar como veis el auge de los fascismos, y que en paralelo haya discursos públicamente vetados, como vemos con el caso de Pablo Hasel.
L: Nos acabas de meter un pequeño dedito por el orto; hasta el punto G. (Ríe)
P: Yo creo que son dos preguntas diferentes. Con lo del fascismo, creo que siempre han estado ahí, solo que ahora no les importa decir «estos somos nosotros». Y después de lo que ha pasado con la convocatoria de elecciones en Madrid, la situación puede ser muy tensa.
Por su demagogia, se están apropiando de conceptos tan delicados como la democracia o la libertad, cuando ni son demócratas ni creen en la libertad.
Se está aceptando la paradoja de la tolerancia, porque yo no puedo respetar a quien no respeta, y estamos pasándonos de hippies respetando demasiado algo que no se debe respetar. El otro día se juntaron a celebrar lo de la división azul en la Almudena…
L: 300 nazis, que se dice pronto
P: pero luego no se permite hacer manifestaciones el 8 de marzo.. se está juntando mucha mierda que luego nos vamos a comer.
Y con lo de Pablo Hasel, yo no creo que rapea especialmente bien, y él personalmente no sé si es un héroe. Creo que es una heroicidad el hecho de decir que no se va a retractar, porque eso sería darles la razón. Pero esa heroicidad no lo convierte en un ídolo, porque tampoco es un ejemplo de nada, y hay que tener cuidado con los ídolos que elegimos. Lo único que su situación es absolutamente injusta, y por eso creo que la gente lo defiende.
L: Yo creo que Pablo Hasel ha venido a poner un nombre y un apellido a un problema. Se va tensando la cuerda dia a dia, y ves que por un lado un día sale un señor que quiere fusilar a 26 millones de españoles, y no pasa nada, pero otro dice una barbaridad igual, y le meten en la cárcel.
Ellos dicen que la prensa está dominada por la izquierda, cuando ellos tienen periodistas que han sido financiados para decir tal o cual mierda, y que, como el señor Jimenez Losantos, no tienen ningún reparo en decir que a ese le metería un tiro en la nuca. ¿Y ha pasado algo? ¡no! Luego sale la gente con una pancarta de «Libertad Pablo Hasel», pues no sé, no mires por qué quema ese contenedor hoy, sino todo lo que está pasando.
P: Además es una cuestión de libertad de expresión, que hay que defenderla por encima de todo, incluso cuando ella no te guste. En el caso de las manifestaciones artísticas, incluso un puto grupo de mierda de punk nazi… pues oye, que hagan su puta música. Defender que la gente se exprese libremente está por encima de todo. Otra cosa es que luego ya no aceptes ese grupo en tu sala
L: Salvo si es la Caracol (guiño, guiño).
P: Pero también hay que diferenciar lo que decir en una canción que pegas un tiro a alguien y lo que es pegarle un tiro de verdad.
L: Al final el arte siempre ha sido un modo de expresar la rabia. Hay expresiones más directas y más indirectas, pero son expresiones. No estás reclutando un ejército para hacer lo que dices. Mientras otra gente, como el señor ese exmilitar, igual lo tiene más a mano…
P: Pero eso es como un tweet o una charla de bar. Lo que no puede ser es que lo que dices en Twitter pueda llevarte a la cárcel. Eso es un peligro, es limitar la expresión de la gente en base a si algo te gusta o no.
L: Y sobre el auge del fascismo…
P: Eso sí que va bien (risas)
L: Hay que tener mucho cuidado, porque el mensaje está calando cada vez en barrios obreros, más humildes. Creo que en general en Europa se está levantando un poco la veda y están encontrando poca oposición, y ya sabemos como acaba esto. Hay que hacer oposición y decir ya que basta.
Y bueno, cómo ya acabamos, ¿algo más que añadir?
P: Pues que merece la pena acercarse a grupos que hacen algo diferente y que la música instrumental es la hostia ¡que también se puede bailar! Para quien no nos conozca, Hammond York es pura diversión y hemos vuelto hace poco a tocar.
E independientemente de Hammond York, y sin ser alguien que busca ganar mucho dinero con esto, la música es algo que se necesita como el comer, y hay que apoyarla porque es maravillosa. Esperamos que cuanto antes podamos volver a los festivales y disfrutar juntos de ella.
L: Parece que en España cuesta un poco gastar 10 euros para ver un grupo que no conoces, cuando lo guapo sería darle la vuelta a eso y pensar que por solo 10 euros vas a descubrir un grupo nuevo. Ya decidirás si te mola o no, pero animo a la gente a que haga esa apuesta, porque si todos demostramos que podemos mantener una escena de grupos de música propia, la escena crecerá.
Zule